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La Experiencia en la UAM -X

Publicado en 27 Marzo 2013

La Experiencia en la UAM -X

Obstáculos del trabajo con grupos de reflexión

en el ámbito universitario[1]

[1] Comunicación presentada en la Mesa “Formación – Didáctica I”

Silvia R. Corkidi, Silvia Carrizosa Hndez, Lidia Fernández R.

Introducción.-

El malestar y el sufrimiento en el ámbito institucional educativo aparece como caja de resonancia de los cambios que acontecen tanto a nivel de la institución, sometida a múltiples presiones, como en la situación social, que denota las transformaciones y carencias de una comunidad cada vez más expuesta a las limitaciones de una política que descuida el lugar de la universidad pública y de la cultura en el enriquecimiento de la sociedad.

La intervención grupal de atención a la salud en la UAM X, responde a dos tipos de demanda, la que se inicia de manera formal desde Rectoría (Año 1996) y la que responde a la inquietud, no siempre formulada verbalmente, de diversos sectores de la comunidad universitaria, dada la pluralidad de malestares que acontecen en ella. Actualmente llevamos a cabo un estudio exploratorio que nos permita dilucidar y buscar caminos diferentes que contribuyan a comprender y atender las dificultades observadas que van desde el sufrimiento personal hasta un enrarecimiento del tejido institucional.

Las que suscribimos esta comunicación, somos profesoras de la carrera de psicología de la UAMX, ciudad de México, con distintos niveles en la formación psicoanalítica individual, grupal e institucional, preocupadas por esta situación. Las condiciones de trabajo, al ser docentes y al mismo tiempo intervenir en la dinámica de las relaciones en la universidad crea diversas dificultades y obstáculos agregados a la multiplicidad de problemas que aparecen en los grupos, tanto en relación a los sujetos que los componen, profesores, alumnos, como en relación a la posible construcción de proyectos colectivos.

El tema de la transferencia y de los vínculos en los grupos y nuestra doble condición de docentes- investigadoras, es uno de los objetivos centrales de esta comunicación que queremos pensar y compartir con ustedes. Nos preocupa también el devenir de las grupalidades en la institución educativa. El presente trabajo es entonces, la reflexión de una investigación que se ha centrado en conocer necesidades, problemáticas, malestares, en el llamado campo de la salud mental, lo que actualmente se está viviendo en la comunidad y que es ocasionador de sufrimiento.

El devenir institucional

En el primer documento fundador de la UAM XOCHIMILCO, se plantea la creación de una universidad crítica y actuante, en el llamado sistema modular que integra docencia-investigación y servicio, el estudiante tiene un lugar esencial en su formación y en el proceso de transformación de la realidad; en la carrera de Psicología , uno de nuestros autores guía fue E. Pichón Rivière, del que se retomaba su propuesta de que el aprendizaje se estructura en un proceso continuo con oscilaciones, en el que se articulan momentos de enseñar y de aprender en el alumno y el docente, en un todo estructural y dinámico.

En sus inicios nuestra institución, recreó los avances de la escuela activa, con la idea de un sujeto de la educación participativo, activo y creador de sus propios procesos de conocimiento y comprometido con problemas sociales relevantes . La formación en los primeros años estuvo marcada por el trabajo en grupos y en especial los grupos operativos, el grupo fue un instrumento privilegiado para el aprendizaje y la formación crítica, facilitador de la construcción de procesos de aprendizaje, en un primer momento.

Sin embargo, este trabajo pronto mostró sus limitaciones, dada la escasa formación en grupos operativos, y llevó a veces, a un uso equívoco de la interpretación y de la función docente. Se dio también, importancia primordial a la investigación, con la que se pretendía un proceso formativo tanto para los alumnos como para los docentes; el trabajo académico intensivo en cada trimestre, ubicaba al docente como acompañante del proceso lo que facilitó la posibilidad de colocarse en tan compleja tarea.

En el contexto contemporáneo la universidad pública ha sufrido un cambio radical, en el que hemos de admitir que aquella idea de institución creativa, crítica va quedando poco a poco en el discurso. Como lo señala uno de los profesores de nuestra casa de estudios “La universidad ha abandonado progresivamente las tareas de acrecentar y ampliar la comprensión del mundo, el imperativo de comprometerse en un análisis lúcido de los procesos sociales, las exigencias críticas de una reflexión intransigente sobre la experiencia y los vínculos individuales y colectivos, el reclamo de una creación incesante de iluminación y desafío, y la creación de sustentos morales, pero también la exploración de sus límites. (Mier, R: 2004: 202)

Van cobrando cada vez más fuerza las nuevas ideas que pretenden convertir a la universidad en un instituto de capacitación para un desempeño eficiente de la “nueva democracia” que de gusto a las demandas del capital financiero, exigencias que vienen a incidir en la docencia y en la investigación y en las relaciones interpersonales. El camino que se tiene que recorrer para lograr la posibilidad de una investigación que sea un proceso de creación de conocimiento supone una fuerte lucha que tiene por objetivo revertir el nuevo vínculo de la universidad con la sociedad que pretende imponer actividades que legitimen la orientación empresarial.

Esta situación supone un deterioro cognitivo y lo más grave aún se juega en las cuestiones éticas y morales del quehacer universitario. A la vuelta de más de treinta años de fundada la UAM, y dado los cambios histórico sociales, fuerte ha sido el cambio en los procesos de creación de espacios grupales, en los espacios de conocimiento , en las demandas de formación de los estudiantes; profundas también las repercusiones negativas en las formas de vida dentro de los espacios universitarios, en nuestra experiencia social, laboral, política.

Según Derrida, la universidad debería ser “el lugar en el que nada está resguardado de ser cuestionado” a la que llama la “universidad sin condición: el derecho primordial a decirlo todo, aunque sea como ficción y experimentación del saber, y el derecho a decirlo públicamente, a publicarlo.” Postula la universidad como un lugar de independencia. “ Si se rinde, se vende a veces, se expone a ser simplemente ocupada, tomada, vendida, dispuesta a convertirse en la sucursal de consorcios y de firmas internacionales. ( Derrida, J.: 16-7)

En ella se precisa no solo un principio de resistencia sino una fuerza de resistencia. La universidad esta regida por el principio de razón, es el principio que domina, que excluye en el proceso de aprendizaje el lugar de lo afectivo, cuáles son los temores a nuestro trabajo en la universidad, ¿porqué la resistencia?, El pensamiento universitario tiende a ser un pensamiento de clausura, de tiempo detenido, sin tiempo, pura precipitación y normatividad.. Los intereses socio políticos se re-apropian del pensamiento.

Como dice Luis Porter, un compañero de la UAM “En suma la universidad de papel sustituye a la universidad que opera desde los sujetos y sus relaciones, provocando una escisión entre una realidad imaginada que se proyecta como existente y una realidad existente que es sistemáticamente negada.” (Porter, L: 2003: 13) Es necesario abordar los desafíos de la universidad a partir de la existencias singulares que se tejen desde sus quehaceres cotidianos. La universidad es una realidad en movimiento cuya finalidad tendría que ser orientar a los estudiantes a mirar y relacionarse con las cosas del mundo y no conformarse con nombrarlas, contarlas o describirlas. La tecnificación y la virtualización de los vínculos no contribuye al desarrollo del trabajo en equipo y el fortalecimiento o gestación del trabajo colectivo. ¿ Qué será posible hacer con lo que acontece en la comunidad universitaria?

Observamos:

- Una atomización de los vínculos y un funcionamiento cada vez con mayor fragmentación y aislamiento.

  • Resoluciones donde predomina el pragmatismo más que la reflexión.
  • Saturación y cansancio frente a la docencia por aumento de la matricula.
  • Empobrecimiento de la investigación.

En este trabajo las palabras que traemos no son solo las nuestras, son las de los compañeros que compartieron con nosotros esta experiencia, son ideas en movimiento que surgen y fluyen desde diversos lugares , una vez más estamos recomenzando un trabajo que consideramos indispensable, nos convoca el apremio de hacernos cargo de la situación existencial que habitamos cotidianamente. Tratamos de construir un nosotros, pero tal vez el nosotros no refiera a un conjunto de personas que participan, sino a una configuración subjetiva , podríamos llamarle colectiva , que alrededor de imaginarios y acciones cree una trama que de sentido diferente a nuestras acciones.

Palabras que nos muestran que el malestar institucional tiende a instalarse en la universidad en un lugar donde el pensamiento y la reflexión tendrían que ser la tarea cotidiana, las interferencias van creciendo y son de todo tipo. Se impone la necesidad de pensar las cosas “de otro modo” como diría Foucault y alejarnos de la idea convencional de la neutralidad de la intervención ¿ Pero cómo sortear estos obstáculos, es posible? ¿Qué turbulencias se genera? ¿Cómo nos convocan como trabajadores de la academia y como se entrecruzan con nuestra profesión y vocación de psicólogos?. La institución no funciona aislada en la vida moderna hay una red de instituciones de las que no podemos sustraernos. La institución universidad funciona con la lógica de que todo es racional y calculable , los programas y reglamentos constituyen su saber.

Las formas de trabajo y estructura universitaria se están transformando con la lógica de la eficiencia y la excelencia académica, las condiciones laborales con contratos temporales, modifican el tejido institucional que antes nos caracterizaba, el malestar se reproduce no solo a nivel de la fragilidad o inexistencia de los equipos de trabajo y de los vínculos, sino también a nivel de los grupos de alumnos que resienten nuestras dificultades. Frente a las amenazas del discurso institucional, sus miembros para protegerse tienden a encerrarse en una identidad imaginaria que no permite la circulación de discursos nuevos sino que se recurre al refugio de los ya existentes. Las diferencias son vividas como agresiones y riesgos de expulsión. La violencia puede emerger cuando lo que hace vinculo se ve debilitado. Son los lazos sociales los que instituyen las formas de ser, en el ámbito universitario, ¿ si reconstituimos las redes de intercambio podemos aventurar que el uso de la palabra, cree nuevos lazos, mejores formas de convivencia?

También tenemos que pensar en los discursos institucionales mortíferos, el trabajo de lo negativo . (Käes, Enriquez : 1989 ) Cada vez hay menos palabras que hacen sentido. Los excluidos quedan excluidos también del universo del discurso, su palabra no se escucha, no tiene legitimidad institucional, las respuestas que se organizan ya no pueden ser resistencias del orden del discurso sino de los actos a veces sin discurso, que van dando lugar a la violencia. La lógica de mercado lo que produce es desvinculación, la figura del semejante se desvanece y cualquier otro se puede convertir en amenazante. ( Lewkowicz , I, 2004:61). Creemos que se hace necesaria la reflexión sobre los grupos en la institución, en nuestro particular caso, los grupos que no forman parte de la red formal para la enseñanza, los grupos donde pueda escucharse la palabra y el malestar del otro, sin pensar en nuestros grandes perseguidores la evaluación y la excelencia. ¿Pero cómo ubicarnos transferencialmente, qué podemos hacer?.

Las voces del malestar Obstáculos en el trabajo de investigación

Iniciamos una investigación ampliada de escucha de la palabra de alumnos y docentes ( en esta primera etapa) a través de la creación de grupos de reflexión para conocer cuales son algunos de los conflictos, y si fuera posible encontrar las razones de ellos para abrir caminos en el ánimo de lograr una estancia más productiva y satisfactoria, y también si fuera necesario, pertinente y posible, crear espacios de atención a los problemas psicológicos.

La atención a la salud de la comunidad, tanto universitaria como de las colonias aledañas, fue una preocupación constante en nuestro centro de estudios, sin embargo no se ha implementado una atención regular a la comunidad en relación a los problemas emocionales. Existe únicamente un centro de orientación vocacional que atiende las dificultades vinculadas a los problemas de aprendizaje.

Nuestros objetivos en relación a la convocatoria y a la investigación fueron:

-Explorar el malestar que se presenta en los diversos ámbitos de la comunidad universitaria.

-Favorecer el diálogo y la creación de redes en el ámbito universitario a través de los grupos de reflexión.

- Analizar la pertinencia de crear los espacios adecuados para atender las demandas que se generan en la comunidad universitaria,

Optamos por realizar grupos de reflexión porque los consideramos dispositivos privilegiados para descubrir y reconocer las dificultades que existen y construir desde este reconocimiento posibles alternativas de salida.

El obstáculo con el que nos enfrentamos fue la ausencia de respuesta a nuestra convocatoria que fue enunciada a través de carteles y el buzón del correo de la universidad, que decía: El proyecto de investigación de Salud Mental, de Departamento de Educación y Comunicación: Invita a DOCENTES Y ALUMNOS de la Unidad Xochimilco a participar en: EL GRUPO DE REFLEXION EN TORNO A LAS PROBLEMATICAS QUE SE HAN ENCONTRADO EN EL AMBITO UNIVERSITARIO“y firmábamos el “equipo de salud mental”, añadiendo nuestros nombres, día, hora y espacio. La respuesta de los profesores fue escasa y los alumnos no asistieron, en este primer llamado. Ya hemos realizado un primer análisis en “ El malestar en la comunidad universitaria. Primera aproximación”, próximo a publicarse.

En un segundo momento, optamos por realizar invitaciones personales a aquellos académicos que sabíamos que estaban interesados en este campo: personas de orientación vocacional, tutores de alumnos, y otros profesores que manifestaron su interés en participar. Hablamos de las dificultades y de la falta de respuesta a la convocatoria y los profesores enunciaron una hipótesis alrededor del término salud mental “ no me gusta eso de salud mental” “ a lo mejor eso de salud mental inhibió a la gente”.

En el grupo de profesores, que es el que estamos analizando, aparecieron malestares en diversos ámbitos que sintetizamos:

En dificultades en el campo educativo, profesores no capacitados para el ejercicio del sistema modular, deformación de los ideales iniciales, desgaste de los profesores frente a las evaluaciones, tanto externas como internas.

En relación a la situación laboral, interferencias en el trabajo cotidiano que deriva de la necesidad de acceder a becas y estímulos como compensaciones al salario insuficiente, lo que somete a los profesores a permanentes evaluaciones, para alcanzar la tan buscada “excelencia académica”. También desinterés y ausencia de los profesores a las reuniones académicas.

En cuanto a los alumnos disminución de la participación y incremento de los problemas de tipo emocional. Estas fueron las dificultades que aparecieron en los grupos. Como equipo analizamos el lugar de las grupalidades en este momento del quehacer universitario y desarrollamos las siguientes hipótesis en relación a nuestro trabajo, que han surgido de las voces de los propios grupos y de nuestras reflexiones:

 Ansiedades persecutorias frente a un equipo que se enuncia de “salud mental”.

 En el caso de los alumnos, temor de ser “sancionados” en tanto las coordinadoras de los grupos son a su vez docentes; es decir nos jugamos en una una doble función por lo que hay desconfianza; esto se ejemplifica en el decir de un alumno: “todo lo que digas será usado en tu contra”, lo cual ya de por sí, habla de un ámbito tenso y de “poco fiar”. Hay poco interés en los alumnos, les molesta ser observados. Se tiene miedo a las represalias...

 Desconfianza y rechazo al trabajo grupal, de algunos profesores y alumnos, lo que pareciera contradictorio con la propuesta inicial de la universidad.

La universidad se fue convirtiendo en un lugar burocratizado en el que se pretende que la evaluación es lo primero y se van restringiendo los lugares de reflexión colectiva. Se tiende a una homogeneización a la que subyace la idea de privatización de las universidades y con el fantasma de la globalización comenzamos a uniformarnos, a través del sistema de evaluación, con otras instituciones que poseen otros referentes tanto teóricos como ideológicos. Nos preguntamos por lo escuchado en los grupos por la forma en cómo la vivencia de exclusión de los profesores afecta a los alumnos; antes había un pensamiento crítico y de oposición, ahora se va instalando el sometimiento. Algunas palabras de discusión en los grupos de trabajo son: Silvias no me gusta mucho lo de antes y después, pero vean si lo dejamos así. Lidia

“Yo no veo por qué hay que pasar por una experiencia grupal para ser coordinador de un grupo”, “hay que trabajar con los límites y la experiencia grupal; en qué condiciones es pertinente trabajar con lo inconsciente; cómo se leen los fenómenos inconscientes, desde donde, ¿leer lo inconsciente en un espacio colectivo?! Se despierta demanda terapéutica, qué pasa con la transferencia ! Obvio que se dan juegos de poder!

Estamos viviendo como muchos espacios grupales anteriormente valorados son cuestionados, se da una resistencia a asomarse a algo que tenga que ver con lo inconsciente. Asistimos a una disociación entre el actuar y el pensar; como si los procedimientos escolares no tuvieran que ver con lo que teóricamente se trabaja. El sistema modular con su carácter de trabajo en grupos pequeños de acompañamiento y reflexión con los alumnos va perdiendo sus características al tener que atender a grupos cada vez más numerosos por el aumento del número de alumnos.

En un trabajo anterior hablábamos del “sufrimiento en las instituciones” parafraseando a Kaës, y anotábamos como uno de los temas a pensar el alto grado de idealización que se podría volcar hacia las instituciones. Se puede vivir la institución como prácticamente se propone, la institución como la “segunda casa”, en ocasiones casi la primera y probablemente esto conduce a expectativas enormes que la institución no puede cumplir, lo que produce una tensión permanente entre lo que realmente puede dar la institución, entre lo que ofrece desde sus ideales propuestos, y lo que se espera de ella.

Nos planteamos cómo crear un dispositivo en una institución educativa que partiendo de una orientación psicoanalítica, pueda desarrollar un trabajo de esclarecimiento y de apertura hacia la palabra y el diálogo. Queremos leer la resistencia no desde el rechazo sino desde la posibilidad de producción y transformación. Pensamos que la demanda se orienta mas a una intervención en el ámbito psicosocial y a algunos casos que requieren de atención directa y personal. No podemos asistir indiferentes al desmoronamiento de los vínculos y a la clausura de la palabra en un ámbito que convoca por sus objetivos fundadores al pensamiento crítico sin condiciones y a la construcción de colectivos que sean capaces de escuchar y atender la demanda social y de responder a las problemáticas más cruciales del momento actual. Nuestros programas siguen dirigidos a pensar en esa posibilidad.

Los aspectos instituidos van sofocando a las acciones instituyentes y a la dialogicidad que incluye diferencias y asimetrías. Ulloa nos habla de la “cultura de la mortificación” en la que la escucha se ensombrece. Pensamos que en el trabajo institucional no son posibles la neutralidad y la abstinencia, no es posible abandonar como trabajadoras una interlocución y diálogo con el campo. Dos preguntas centrales se perfilan en este momento que nos está pasando y qué podemos hacer. El gran riesgo es hacernos depositarias de transferencias que produzcan un quiebre en la posibilidad de trabajar juntos.

Estamos en un momento de transición tratando de evaluar y pensar las posibles alternativas. No queremos quedarnos a nivel de las denuncias del malestar, como buzón de quejas, sino tomar el problema desde un ángulo positivo y reflexionar sobre las condiciones de producción de estos obstáculos. No queremos actuar desde un ilusorio nosotros grupal frente a un ellos negativo y homogéneo. Creemos que corremos un riesgo de quedar atrapadas especularmente en alianzas y complicidades de denuncia donde el juicio crítico podría quedar anulado.

El riesgo es el ser testigos y hacer visibles las dificultades institucionales, como tales podemos jugar el papel de perturbadores de lo establecido, frente a una situación generalizada de no hablar y callar. Creemos que un lugar posible es restituir a la palabra su resonancia tanto cognitiva como emocional para contribuir a gestar un intercambio que posibilite el pensar colectivo. Ulloa nos habla de la violentación institucional, intimidación que impide la intimidad necesaria para la escucha, y para el investimiento libidinal que requiere toda entrega a un trabajo .Es necesario señalar los rasgos y matices del malestar para que algo acontezca en el diálogo. ¿Pero que mecanismos invisibles se mueven, como se disuelven las grupalidades? Por las voces escuchadas en los grupos en la institución se van perfilando procesos de desvinculación.

Esta situación ha conducido en distintos espacios a perder de vista la especificidad de lo grupal, e invisibilizar la necesidad de formación en este campo que consideramos tiene que ver con los vínculos cara a cara y la relación de las presencias. En esta comunicación pretendimos señalar algunos elementos que muestran como la institución se hace presente en las diversas grupalidades y en sus dinamismos y simultáneamente el anclaje o apoyatura institucional de las grupalidades, que resienten estos avatares y producen atomizaciones cada vez más visibles en los colectivos. Seguimos pensando que las grupalidades y los colectivos de trabajo encierran un potencial creativo y transformador que no es posible desdeñar. Los fenómenos colectivos y su experiencia no pueden dejar de contribuir al conocimiento y la comprensión del trabajo institucional y de la formación.

En los grupos puede darse una producción de visibilidad de los mecanismos que la institución oculta en su devenir y en las formas de normatividad y regulación que imprime a sus procesos. Pensamos las grupalidades como lugares de tránsito en las que se establecen vínculos y se comparten experiencias que pueden contribuir a un estar con, a la creación de lazos de solidaridad intercambio afectivo y cognitivo. No los entendemos como entidades empíricas cerrados sobre sí mismos o como una estructura estable, son lugares en que se expresan las diversas formas del vinculo con sus diferencias, contradicciones siempre evanescentes y fugaces pero que contribuyen a la creación de un nosotros, y a la visualización o aceptación de una alteridad fundante que permite también establecer otro diálogo con nosotros mismos.

Esta deriva de las diversas grupalidades en las que participamos en la institución nos expone de forma permanente al límite y a la posible disolución, riesgo constitutivo de lo social, riesgo siempre presente sobre el que hay que reflexionar.

Bibliografía.-

Derrida, Jacques, (2002) Universidad sin condición. Mínima Trotta. Madrid.

Lewkowicz, Ignacio (2004), Pensar sin Estado, Ed. Paidós, Buenos Aires, Barcelona, México.

Mier, Raymundo, (2004) La universidad pública: encrucijadas morales, en Repensando la universidad: treinta años de trabajo académico de innovación, compiladora Magdalena Fresán Orozco, UAM X.

Porter, Luis, (2003) La universidad de papel. Ensayos sobre la educación superior en México. Colección Educación Superior CEIICH-UNAM. México.

Ulloa, Fernando, (l995) Novela Clínica Psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires.

Käes R., Enriquez, E. (1989) La institución y las instituciones, Estudios psicoanalíticos, Paidós, Buenos

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